LAS DIETAS DESINTOXICANTES NO DESINTOXICAN, NIÑAA

Según dicen los partidarios de estas dietas, el alimentarse a base de vegetales crudos e infusiones de hierbas (según la dieta de turno)actúa de manera favorecedora para la eliminación de toxinas acumuladas en el cuerpo a lo largo del tiempo o bien por una alimentación descompensada o bien por factores externos como la contaminación.
Mentira.

Una investigación que vi en el Canal Odisea:
Dos grupos de chavalas se someten a la prueba de adoptar una dieta de desintoxicación unas y otras una dieta equilibrada normal que incluye alimentos como el café o el chocolate.
Al cabo de una semana en los análisis no aperece diferencia alguna en la cantidad de toxinas.
Tachaaaaan!

Explicación razonada al resultado:
El cuerpo tiene un mecanismo natural de eliminación de sustancias perjudiciales. Todo lo que se ingiere es eliminado por completo del cuerpo al cabo de como mucho dos días. Es verdad que por ejemplo la ingestia excesiva de calorías produce un aumento de peso, pero eso no es de lo que trata el tema.
El haberse alimentado a base de vegetales crudos tiene como fin excluir completamente las toxinas de la dieta adjuntando una buena cantidad de vitaminas, minerales y antioxidantes.
La otra dieta en cambio, contiene cantidades equilibradas de cada limento incluyendo algunos considerados poco recomendables como el chocolate o el cafe. No se tiene en cuenta que todos los alimentos tienen propiedades buenas y malas, por ejemplo el chocolate y el café también tienen su aportación beneficiosa.
El grupo de la dieta de desintoxicación se sentía más enérgico y ligero al cabo de un par de días. Esto es normal debido al aporte nutricional de los vegetales de los que se alimentaban únicamente. De haberlos incluido en una dieta normal hubieran obtenido el mismo beneficio. Esto también viene ligado al descenso de peso: al aligerar la carga a digerir del estómago (calorías en grasas) disminuye la sensación de pesadez y el peso. Claro está, la dieta de desintoxicación adelgaza, eso sí.

Así que ya saben: un cafetito y un trozo de chocolate cuando haga falta, o una cervecita y una buena ensalada y a brincar felices por el monte. Seamos felices así pues. Amén.
Y esta vez no lo dice el Dalai Lama, lo digo yo.