Evidentemente, estamos desnaturalizados: tenemos cualquier tipo de comida (que no alimento, muchas veces) al alcance de la mano y por el mínimo esfuerzo, dormimos mal y a deshora, distribuimos las comidas acoplándolas a otros menesteres etc.
Sólo puede la persona adquirir una salud real, adaptándose de nuevo a la naturaleza a la que pertenece. Todo fuera de contexto y sin un sentido verdaderamente fisiológico y estacional, no es más que una dieta impuesta que acabará por hacernos desesperar o perder el equilibrio.
He aquí una enumeración y explicación del reloj biológico, naturalmente concebido del ser humano, y en torno al cual se adecua cada tipo de alimento para nutrirnos a tiempo, como es de ley. Fuera de patrones de moda y chorradas “Light” o “fitness”
PERIODO DE ELIMINACIÓN:
Del amanecer al mediodía (12h aprox)
Se trata de la parte del día, en la que el cuerpo se encuentra depurándose de la ingesta del día anterior y gastando lo que almacenado, no se llegó a gastar. Es el momento también de preparación y revitalización del aparato digestivo.
Este es el momento del día perfecto para tomar “lo dulce” de la jornada. No nos hará falta prácticamente más, que en el desayuno, pues el cuerpo se encuentra bajo del todo en carbohidratos. Obsérvese cómo lo único que permite funcionar a nuestro cerebro son los glúcidos. Es por eso que en la mañana, lo imprescindible son éstos, para proveer de energía rápida al cerebro y que no tenga que hechar mano de las proteínas de nuestro cuepo.
Alimentos clave:
- Frutas, imprescindible. En pieza o en zumo. También secas.
- Leches vegetales, tales como de soja/avena/arroz/almendra
- Pastas u otras preparaciones a base de cereales: copos de maíz, panes, galletas
Ojo al dato: los pasteles y bollería son muy altos en grasas y más que aportarle la energía rápida saludable que necesita, le harán sentirse pesado.
Refranillo sabiondo: Con la barriga vacía ninguno muestra alegría.
PERIODO DE INGESTA:
A partir del mediodía hasta las 7 como muy tarde
Durante estas horas el cuerpo nos pide el combustible del día. El cuerpo tiene su mayor actividad física durante estos momentos del día, es también el momento idóneo para cocinar y aportar al cuerpo lo que necesita en 2 tomas más: la comida y la cena.
- La comida/almuerzo: es, sin más complicación la comida más importante después del desayuno. Se debe de hacer de 12 a 2 como muy tarde, o por lo menos, ese es el momento idóneo (nos guste o no a los mediterráneos) En la comida, el cuerpo se hará con los glúcidos complejos, grasas y demás nutrientes para mantener el rito a lo largo y ancho del día.
Alimentos clave:
- cereales a poder ser, integrales: pasta, arroz, panes. Combinados o no con legumbres, como acompañante
- verduras, que no sólo aportarán vitaminas, minerales y fibras, sino también una pequeña cantidad de carbohidratos.
- frutos secos y semillas
Refranillo sabiondo: A cucharon grande pa' quitar el hambre
Cena: la cena no es otra cosa que el complemento de la comida, que deja al organismo abastecido de los nutrientes necesarios hasta el día siguiente. De 6 a 7 el cuerpo experimenta un bajón considerable de energía, y es entonces la hora mejor para cenar. Me repito, nos guste o no a los mediterráneos. Durante la noche, se procesan las proteínas y los minerales: es por esto que los alimentos indiscutibles para la cena son los siguientes:
- proteínas vegetales: tales como preparados a base de legumbres (tofu, soja texturizada) o simplemente legumbres bien cocidas. No es recomendable abusar de los frutos secos a estas horas del día, aunque contengan buenas proteínas, tiene también mucha grasa. Pueden combinarse las legumbres, obviamente, con hidratos, pero en menor medida.
- Verduras y hongos, tantos como le quepan
Refranillo sabiondo: Cena temprano si quieres llegar a anciano.
PERIODO DE ASIMILACIÓN:
Desde el anochecer al amanecer, el cuerpo descansa y los órganos internos “hacen los deberes” del día. Las proteínas cumplen su función “constructiva” durante la noche, del mismo modo de que reparan tejidos y se forman otros nuevos (pelo, uñas etc.)
Es por esto que durante la noche no es recomendable tener digestiones pesadas, y mucho menos ricas en grasas (ya que tenderemos a asimilarlas, como el mismo nombre indica) o azúcares (nos impedirán muy posiblemente, relajarnos)
Aún así, si sentimos hambre un rato antes de acostarnos, podemos tomar alimentos suaves que al mismo tiempo, nos ayudarán a conciliar el sueño. Un ejemplo es la avena, que podemos tomar licuada en forma de leche o de grano crudo, con todas sus propiedades intactas, y que por su constitución, nos ayudará a tener una digestión suave y bienestar durante la noche, sin sensación de hambre por sus carbohidratos complejos.
Refranillo sabiondo: Acuéstate sin cenar y te levantarás sin deuda.
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